Desde primera hora de la mañana cientos de miles de ciudadanos, aragoneses, de otras comunidades y de todo el mundo, ataviados con sus trajes regionales, desfilan ante la Virgen para depositar a sus pies millones de flores traídas como homenaje a la patrona de la Hispanidad. Durante todo el día casi se puede palpar en el ambiente la alegría de quienes acuden a rendir su pequeño homenaje, en forma de flor, a la Virgen del Pilar.
Entre ellos, cientos de ejeanos y cincovilleses también demuestran su devoción y fervor hacia la Virgen del Pilar, que es engalanada con millones de flores multicolores. Como ejemplo de la imparable y creciente devoción a "La Pilarica", los datos de cada año que muestran récord tras récord de participación de flores depositadas y de tiempo de duración.
Historia de la Ofrenda. Sin duda alguna el acto de mayor calado popular de las Fiestas del Pilar, es la Ofrenda de Flores que tiene lugar a lo largo del 12 de octubre, el Día del Pilar. Desde primera hora de la mañana cientos de miles de ciudadanos, aragoneses, de otras comunidades y de todo el mundo, ataviados con sus trajes regionales (único requisito para participar), desfilan ante la Virgen para depositar a sus pies millones de flores traídas como homenaje a la patrona de los aragoneses y de la comunidad hispana. Durante todo el día casi se puede palpar en el ambiente la alegría de quienes acuden a rendir su pequeño homenaje, en forma de flor, a la Virgen del Pilar.
Antecedentes Los antecedentes de la Ofrenda hay que buscarlos en los años cuarenta del siglo XX, en los que el Camarín de la Virgen se adornaba los días de las fiestas. Claveles, rosas y nardos perfumaban la Santa Capilla. Pero es en 1958, ocupando la alcaldía Luis Gómez Laguna, cuando el concejal de fiestas Manuel Rodeles introdujo en el programa un acto popular y de participación, semejante a las ofrendas florales que se celebran en el Levante español.
Primera Etapa El domingo 12 de octubre de 1958 se desarrolló la primera Ofrenda de Flores a la Virgen del Pilar. Durante las dos horas que duró aquella primera edición desfilaron unas 2.000 personas. Para esta primera Ofrenda, en la que se situó una réplica de la Virgen en la fachada principal del templo, el Ayuntamiento adquirió en Tortosa varios miles de claveles. En 1960 ya se considera "tradicional". En 1964 es motivo principal de las portadas de los extraordinarios de la prensa. Ese año la cifra de flores que aportó el Ayuntamiento fue 8.000 docenas de claveles; el año siguiente, más de 5.000 personas (la mayoría mujeres y niños) y más de 12.000 docenas de ramos dan idea de la fuerza de arraigo de esta actividad. Sin duda el éxito de la Ofrenda de Flores contribuyó a que las del Pilar fueran declaradas en 1965 "Fiestas de Interés Turístico Nacional".
Segunda Etapa Con la llegada de los Ayuntamientos democráticos, la Ofrenda de Flores, que para entonces ya era el paradigma de la tradición de las Fiestas del Pilar, se reinterpretó como un acto de reafirmación de la identidad aragonesa, con el compromiso de participación por parte de una inmensa mayoría de zaragozanos, como muestra que en 1980 más de 50.000 ciudadanos participasen en ella.
Tercera Etapa En 1998, el cineasta Bigas Luna, gran conocedor de la fiesta y la ciudad, animó a cambiar la ubicación a otro ángulo de la Plaza del Pilar y el resultado fue más que satisfactorio. La Virgen se situó en el centro de la bandeja de la Plaza, con lo que la Ofrenda ganó es espectacularidad y en superficie de manto: la superficie que se teje de flores tiene 55 metros de profundidad, 18 de anchura y más de 15 metros de alto. La Ofrenda ha seguido creciendo con un ritmo constante: en contraste con los 2.000 participantes del año 1958, al comenzar el siglo XXI cálculos serenos cifran una afluencia de 25.000 oferentes a la hora, durante las ocho que dura el ininterrumpido desfile, que depositan alrededor de diez millones de flores.