SHASHIN.FOTOGRAFÍAS DEL JAPÓN DEL SIGLO XIX
 
La exposición permanecerá abierta hasta el 2 de mayo, en horario de 7 a 9 de la tarde en la Sala de Exposiciones de la Casa de la Parroquia de Ejea.

Con el título de "Shashin", nombre japonés que designa la fotografía y cuya traducción literal es "copia de la verdad", se presenta la oportunidad de conocer una colección de fotografías históricas de Japón realizadas en la segunda mitad del siglo XIX. Las fotografías son del fotógrafo japonés Kusakabe Kimbei. Son copias a la albúmina y presentan la particularidad de estar exquisitamente coloreadas a mano. Las imágenes forman parte de un álbum que perteneció a Benito Francia, médico mayor de la Armada destinado veinte años en Filipinas, escritor y político liberal.

El álbum. Contiene cien fotografías a la albúmina de 22x26 cm. Coloreadas a mano por artistas japoneses y realizadas en la década de 1880. La temática está dentro de la tradición de los albúmenes románticos: paisajes, lugares pintorescos, tipos y costumbres. Una visión lírica y soñadora de un Japón exótico y tradicional, a punto de desaparecer. Este fenómeno fotográfico característico de Japón es fruto de la corriente exotista que se puso de moda en occidente en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX. Los fotógrafos occidentales afincados en Japón encontraron en los temas desarrollados en la popular estampa xilográfica (ukiyo-e) el camino a seguir para su particular tratamiento del universo japonés. Fruto de este cruce entre el modo de representar que imponía la tecnología fotográfica y la tradición visual japonesa desarrollada a través de la estampa, surgió un estilo fotográfico autóctono, con características técnicas muy definidas, resultado de un cruce de miradas entre dos culturas radicalmente diferentes.

Felice Beato y los fotógrafos europeos en Yokohama. La producción y venta de este tipo de fotografías de Japón coloreadas a mano lo inició el fotógrafo y aventurero de origen italiano Felice Beato, fotógrafo aventurero que había cubierto la guerra de Crimea en 1855 y el motín de los cipayos en la India en 1858, donde fotografió por primera vez en la historia de la fotografía cadáveres después de la batalla. En 1861 se instaló en la ciudad de Yokohama -única ciudad japonesa en la que se permitía la estancia de occidentales- el acuarelista y corresponsal del periódico Illustrated London News Charles Wirgman. Había conocido a Beato cuando ambos cubrían la información de la expedición militar anglo-francesa que ocupó Pekín en 1860 (segunda guerra del Opio). Wirgman animó a Beato a instalarse en Yokohama llegó a la ciudad en 1863. Comenzó a crear un amplio archivo de imágenes sobre Japón y editó dos álbumes: Views of Japan y Native types. Este último apareció coloreado a mano, para lo cual utilizó a artistas japoneses relacionados con la estampa xilográfica y tuvo un gran éxito comercial entre los diplomáticos y viajeros que recalaban en Yokohama y posteriormente en el público europeo y norteamericano.
En 1877 Felice Beato vendió su estudio fotográfico con el archivo de negativos al barón austríaco y también aventurero Raimund von Stillfried – Ratenicz (1839-1911), que acabó de definir las características estilísticas de este tipo de fotografía apuntadas por Felice Beato. El estudio de Stillfried en Yokohama permaneció en activo hasta 1885, año en el que lo vendió al italiano Adolfo Farsari. Por las mismas fechas llegó a un acuerdo con el fotógrafo japonés Kusakabe Kimbei por el que le vendió parte de su archivo, posiblemente aquellos negativos tomados por Kimbei en sus comienzos como ayudante de Stillfried.

Kusakabe Kimbei el fotógrafo japonés autor de las fotografías. Nació en 1841 en Kofu, prefectura de Yamanashi, en el seno de una familia de mercaderes textiles. Aunque las noticias sobre sus comienzos como fotógrafo son muy vagas, se sabe que comenzó a trabajar como pintor de fotografías en el estudio de Felice Beato y que posteriormente fue ayudante de Stillfried. Posteriormente desarrolló su actividad como fotógrafo independiente en Yokohama, donde tuvo varios estudios entre 1881 y 1913. Fue uno de los fotógrafos japoneses de finales del siglo XIX y principios del XX más conocido por los viajeros y turistas europeos y americanos.
En 1885 adquirió negativos de Beato y Stillfried que reprodujo con frecuencia para completar sus albúmenes. El coloreado manual de las fotografías se realizaba en serie, con fórmulas preestablecidas, para aplicar siempre los mismos matices de color en las diferentes áreas de la imagen. Kimbei continuó desarrollando el estilo iniciado años antes por Beato y Stillfried pero con un tratamiento muy personal y una mayor aproximación psicológica a los temas. La intensidad y belleza de sus retratos, los deliciosos cuadros de costumbres puestos en escena delicadamente y la amplitud y serenidad que trasmiten sus paisajes –sin duda donde más se aprecia un tratamiento más japonés fruto de la influencia de los grandes maestros de la estampa-, perpetúan la imagen de un Japón antiguo y refinado, detenido en el tiempo.

Benito Francia y Ponce de León. El coleccionista. Benito Francia (Alberite (Rioja), 1854- Peralta (Navarra), 1910), fue médico mayor de la Armada y político afiliado al Partido Liberal que ocupó cargos políticos de responsabilidad en Filipinas –durante 20 años-, posteriormente en Puerto Rico hasta la evacuación del territorio en 1898 y entre 1900 y 1910 fue gobernador civil en varias provincias. Condecorado varias veces con la Cruz al Mérito Naval, fue también Comendador de Isabel la Católica. Amigo de Sagasta y Miguel Villanueva (ministro en varios gobiernos liberales), encarna a la perfección el prototipo de político de la Restauración. Fue autor de memorias científicas sobre enfermedades tropicales y de un libro titulado Estudios sobre el cosmopolitismo humano en el que expone una síntesis y conclusiones de sus trabajos médicos. Escribió también numerosos artículos en la Revista Militar y el Diario de Manila recopilados en otro libro titulado De caña y Nipa. La curiosidad exótica por un país del extremo Oriente de Benito Francia representa de algún modo la de sus contemporáneos y la de toda una época.